El alce americano es el miembro más grande de la familia de los cérvidos. A los machos se les reconoce inmediatamente gracias a su impresionante cornamenta, que puede abarcar 1,8 metros de extremo a extremo. Los alces americanos tienen la cara alargada, al igual que el hocico. Bajo la garganta les cuelga una especie de campanilla de piel cubierta de pelo.
Los alces son tan grandes que prefieren olisquear la hierba alta y los arbustos porque les resulta difícil agachar la cabeza hasta el suelo. En invierno comen arbustos y piñas de los pinos pero también escarban en la nieve con sus patas para buscar musgo y liquen. Sus patas también actúan como raquetas de nieve soportando el peso del animal en la nieve blanda o en los suelos embarrados o pantanosos.
En verano el alimento es más abundante en las regiones del norte de América del Norte, Europa y Asia. Cuando se derrite el hielo, son vistos en lagos, ríos y pantanos alimentándose de plantas acuáticas. Los alces americanos se sienten cómodos en el agua y a pesar de su sorprendente tamaño, son excelentes nadadores. Se les puede ver nadar varias millas y pueden sumergirse completamente, permaneciendo en el agua 30 segundos o incluso más.
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